Los levantamientos en El Salvador.
a. Punto de vista conservador:
El 4 de noviembre de 1811, un grupo de mestizos se reunió en la casa del intendente de San Salvador, Antonio Gutiérrez y Ulloa[1] para exigirle la seguridad de sus sacerdotes, debidos que el arzobispo de Guatemala, Casáus ordenó la captura de los presbíteros hermanos Aguilar[2], por supuesta correspondencia con los rebeldes mexicanos y corría el rumor que Bernardino Molina intentaba asesinar al P. José Matías Delgado por convocar a los vecinos del barrio de Candelaria para capturar a otros sacerdotes de la provincia. El P. Vicente Aguilar salió huyendo de San Pedro Perulapán. Mientras tanto, los barrios vecinos de San Salvador fueron convocados por sus respectivos alcaldes a protestar en la casa de Gutiérrez y Ulloa. Este no pudo satisfacer las exigencias de los manifestantes y ordenó que los peninsulares se armaran. Las protestas fueron controladas por la intervención de los dirigentes criollos, entre ellos Mariano Fagoaga, asistente del intendente. El 5 de noviembre, el intendente mandó a tocar las campanas del cabildo para deliberar sobre los sucesos de la noche anterior. Se reunieron más vecinos que el día anterior. El intendente se mantuvo en su casa y las autoridades le pidieron al P. José Matías Delgado apaciguar a la gente, a pesar de sus palabras, el levantamiento popular pedía el arresto de Gutiérrez y Ulloa y del resto de los europeos. Y a petición de los criollos, (entre ellos, Manuel José Arce, Bernardo Arce, José Matías Delgado, entre otros), se eligió como alcalde a Bernardo Arce y como representante a su hijo, Manuel José Arce (ambos parientes de los padres Aguilar). Los acuerdos discutidos por las autoridades y los líderes criollos fueron: Conceder las peticiones de las masas a cambio de respetar la vida del intendente y el resto de los europeos.
Al día siguiente, se eligió un nuevo gobierno en San Salvador, se nombró como nuevo intendente a José Mariano Batres y al nuevo ayuntamiento, conformado por: Leandro Fagoaga, José María Villaseñor, Bernardo Arce, Domingo Durán, Juan Delgado, Fernando Silva, Manuel Morales, Miguel Rivera, Francisco Vallesco, Tomás Carrillo y Juan Manuel Rodríguez. En el acta de toma de posesión juraban lealtad al rey Fernando VII y que quedaban bajo mando de las Cortes Gaditanas y de la fe católica. El 8 de noviembre,
Manuel José Arce redactó aclaró un documento para las autoridades de la Capitanía General de Guatemala sobre los sucesos que se vivieron en San Salvador, por supuesto, desde la perspectiva criolla que afirma que: Los grupos vecinos de los barrios recorrieron las calles, capturaron algunas comerciantes y apedrearon las residencias españolas. Luego, asaltaron la sala de armas y se apoderaron de unas cuentas, pues los 700 fusiles ya habían sido enviados a Guatemala, por orden de José Bustamante y Guerra en Agosto. Además, el pueblo solicitaba la liberación del P. Manuel Aguilar. Aunque P. José Matías Delgado le rogó al Intendente de San Salvador la liberación de este y de su hermano. La negativa respuesta de Gutiérrez y Ulloa provocó que el público se violento, pidiendo la captura de las autoridades y de todos los europeos. Al ver este conflicto, los criollos participaron en las negociaciones. Por lo tanto, ya reunidos en cabildo abierto, eligieron a nuevas autoridades, asimismo, los criollos se declararon como salvadores que calmaron los disturbios. Para el 7 de noviembre se celebró otro cabildo abierto y se organizó al nuevo gobierno que juró lealtad a su majestad Fernando VII y a la fe católica. He aquí embellecida historia de José Manuel Arce y del resto de los criollos. ¿Cómo lograron hacer todo este movimiento? Pues, el ayuntamiento de San Salvador pidió apoyo a Usulután, Santa Ana, San Miguel, San Vicente, Metapán, Cojutepeque y Chalatenango, que los mismos criollos informaron a las autoridades de estos lugares y los invitaron a organizar un nuevo gobierno. Antonio Gutiérrez y Ulloa, al dejar su puesto, se refugió, con su familia, en un convento dominico hasta el 19 de noviembre de 1811.
De los hechos a los informes que dan fe de estos acontecimientos históricos, se concluye que los criollos se apoderaron de San Salvador, persuadiendo y manipulando a los vecinos de los bariios de la ciudad y reivindicaron el derecho a integrar un gobierno provincial que pudiera defender sus intereses y lo curioso es que la mayoría de los miembros del nuevo gobierno están vinculados a lazos familiares y a propietarios de plantaciones de añil, ganado y del maíz. He aquí el árbol genealógico de los funcionarios: El intendente José Mariano Batres pertenecía a la familia Aycinena. Leandro Fagoaga, cuñado del regidor Bernardo Arce. El regidor Juan Delgado era hermano del P. José Matías Delgado y primo de José Manuel Arce. Manuel Morales era primo y compadre de Arce. Rafael de Aguilar, además de ser miembro de la familia Aguilar y Bustamante, era cuñado de Bernardo Arce y tío de Fernando Palomo. El secretario del ayuntamiento: José Manuel Rodríguez era pariente de los Delgado. Una vez que se aseguraron del poder local, excluyeron a los criollos radicales. Pero ¿Hubo otros levantamientos dentro de la provincia? Pues, ese mismo día se dio otro en Santiago Nonualco, al día siguiente en: Usulután, Chalatenango, Santa Ana y Tejutla. El 17 de noviembre en Metapán, el 24 en Cojutepeque, el 30 en Sensuntepeque, el 20 de diciembre en Usulután, en el cual desalojaron al alcalde y nombraron a otro, y otro en Zacatecoluca, en el cual participó Pedro Pablo Castillo.
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